miércoles, 4 de agosto de 2010

un cuentito viejo

Cuento tal vez oído en un bar a las tres de la mañana
(A Lauro Zavala)

Me dijo que el Emperador, conmovido por su prosa, le regaló diez años más de vida, al cabo de los cuales le concedería una noche para la lectura de lo que hubiese escrito y luego lo decapitaría.
El escritor miró a las estrellas y comprendió que su tiempo era un pestañeo en el universo. Tomó entonces a su hija pequeña y comenzó la tarea.
Al cumplirse el plazo, el Emperador se presentó ante su puerta.
El escritor trajo a la muchacha y le dijo:
__Cuando termines la lectura, la devuelves a su madre y me decapitas.-
Luego, el escritor retiró el manto de seda que cubría el cuerpo de su hija.
El Emperador contempló los hombros, el cuello, las axilas, el pubis y vio que el cuerpo entero de la muchacha estaba escrito en una apretada caligrafía.
Creo haber oído que aquella noche el Emperador amó a la muchacha. Dicen que la leyó una y otra vez, pero lo asombroso es que a cada giro del amor, los cuentos se entremezclaban y nunca podía leerse la misma historia.
El escritor murió anciano. El Emperador también de viejo y feliz.
Dicen que la muchacha no murió jamás.
A veces va a los bares, y antes de desnudarse, cuenta historias como ésta.

2 comentarios:

  1. Hola Pía soy una admiradora suya, sus cuentos son muy buenos... yo soy de temuco de la Universidad de la Frontera específicamente, estudio Pedagogía en Castellano y Comunicación... me gustaría mucho poder contactarme con usted de forma más privada porque estoy haciendo mi tesis e incluyo sus cuentos como corpus de analisis...
    espero que podamos comunicarnos...
    chao y gracias.

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  2. Hola Pía, me parece que este pequeño cuento magnificamente relatado, con aires de Borges,posee una prosa digna de ser imitada. Soy un incipiente escritor que incursiona en el mundo de la literatura.
    Agradecido me despido.

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