jueves, 20 de mayo de 2010

Fuera de Chile, siempre en Chile

El valor de los demás

Hace unas semanas presencié un homenaje espectacular, en Agnes Scott, Atlanta, por su trayectoria académica y su aporte fundamental a la visibilidad de las latinas en Estados Unidos… a una chilena. Debo confesar que fue una grata sorpresa encontrarla allí y no tenía idea de que era para celebrarla: Eliana Ortega es una académica y mujer notable y en la Universidad en que enseñó hay un edificio que lleva su nombre, no sé qué otra chilena cuenta con ese honor en vida. En la mía propia, la admirada cabeza cana ha estado presente en momentos importantes y definitivos.
Eliana fue la “conciliadora” que permitió, tras peleas, egos y pataletas, que el inaudito y espectacular congreso de literatura femenina del año 87 se llevara a cabo. Y es sabido como ese congreso cambió y visibilizó para siempre de otra manera la escritura de mujeres en nuestro país. Nos reunió en nuestra diversidad y a quienes estuvimos día a día en los procesos de su elaboración, nos enfrentó a cuestionamientos complejos tanto del quehacer como de nuestro modo de vivir las políticas de la diversidad. Siempre he pensado que sin ella, sin su tranquila capacidad de conciliación, todo hubiese resultado un fracaso.
Mi admiración por su claridad en materias teóricas, por el aporte a la crítica literaria, es enorme, pero es más grande aún mi rendido afecto, porque su comportamiento solidario, su capacidad de inclusión y no exclusión, su infinita lucidez, la transforman en una líder invaluable y un orgullo para todas. Sin duda, Eliana Ortega merece más que edificios: merece un país entero voceando su nombre.
Emma Sepúlveda es una destacada chilena, profesora de literatura en la Universidad de Nevada, fotógrafa galardonada, columnista semanal del periódico, activista en pro de los derechos humanos, en especial los derechos de los inmigrantes; directora del Latino Reserch Center; fue la primera latina candidata al Senado por el estado de Nevada, poeta, investigadora, narradora…en fin, sería una larga lista la que habría que elaborar para dar apenas un atisbo a la labor de esta mujer frágil y pequeña por fuera, pero solidaria, fuerte, infatigable, inteligente y sobre todo, una escritora para envidiar su pluma.
Un documental acerca de las arpilleras y su profundo testimonio de amor a los ausentes, realizado junto a Marjorie Agosin, se exhibe frecuentemente en múltiples universidades norteamericanas y europeas. Su libro, Gringosincrasias, obtuvo el premio en los Latino Awards, como libro para recomendar.
Otra más para nuestra lista de orgullo, una figura que resplandece fuera y que dentro debería estar en la lista de honor para el tan mentado Bicentenario.
También se realizó un congreso dedicado a un género gran difusión que tiene fanáticos, la minificción, donde su centro fue homenajear a uno de los nuestros, el profesor Juan Armando Epple.
Juan Armando Epple es un referente obligado en lo que a estos cuentos mínimos se refiere; sus maravillosas antologías en el género son material obligado en cada congreso internacional y cuenta con un plus: no sólo es un estudioso del tema, sino además un creador de notables minificciones. Lauro Zavalla, de México, David Lagmanovich de Argentina, la inigualable Paqui Noguerol y nuestro Juan Armando, constituyen la proa de una escuadra que da cuenta a cada paso del avance mundial y las prácticas de este género literario con articulaciones estéticas propias.
Pero Juan Armando también es un agitador cultural incansable, un chileno que ha seguido siéndolo entre los bosques de Oregon, solidario, entusiasta, luchador. Durante treinta años ha ayudado a otros chilenos y chilenas a continuar, les ha impulsado a los estudios superiores, ha sido guía y líder que da con la mano abierta siempre.
Ambas figuras y varias otras, tienen una repercusión fuerte fuera de nuestras fronteras, sin embargo en Chile la ley del chaqueteo es más fuerte que el orgullo. El famoso Chile el Bicentenario debería incluir a estos y otros chilenos, muchísimos, que agrandan el nombre de este estrangulado, terremoteado y pequeñísimo país por el mundo.

1 comentario:

  1. y yo me pregunto, ¿las personas que están organizando el Bicentenario...los conocerán?

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